El oneroso “dólar Qatar” ($ 314 por unidad de la divisa estadounidense a partir de las 300 mensuales gastadas con tarjetas) parece haber sido concebido en función del presupuesto de un día de estancia de un hincha de la Selección que viaje al Mundial en plan “low cost”. Según los valores actuales, y sin contar los pasajes aéreos y las entradas a los partidos, los turistas argentinos que se trasladen a Doha tendrán que costear la gira con la cotización oficial más cara ($ 24 por encima del “dólar blue” de acuerdo al cierre del viernes) o bien gastar los billetes que hayan atesorado. Es que a un viajero solo el margen de 300 dólares “baratos” (a un cambio de $ 275,1 por unidad) con tarjetas habilitado por el Gobierno le alcanza para cubrir las erogaciones de apenas una jornada: si se administrara bien o se moviera en grupo, le sobrarían algunos riales cataríes para sufragar parte de las erogaciones del día siguiente.
Únicamente el alojamiento de una noche ajustado al presupuesto más austero se lleva dos tercios del monto liquidable al “cambio bajo” que la Casa Rosada autorizó para consumos de un mes completo con tarjetas de crédito y de débito. Inflada por el aluvión de demanda que genera el fútbol, la burbuja de precios -altos de por sí en uno de los países con mayor poder adquisitivo del globo- augura una Copa con McDonald’s llenos. Dormir en plazas, parques y playas como sucedió, por ejemplo, en Brasil 2014, no será sencillo en esta ocasión puesto que la autocracia del emir Tamin Al Thani exige a los fans que acrediten dónde se alojarán y presenten la tarjeta Hayya para abrirles las puertas del Mundial.
Encontrar a estas alturas un hospedaje por menos de 200 dólares diarios (713,7 riales) sería una ganga según las cifras que arrojan las plataformas de reserva electrónica disponibles, incluida la agencia oficial del torneo (qatar2022.qa). Si bien el Comité Supremo para la Organización y el Legado (SC por sus siglas en inglés), entidad estatal catarí a cargo de la preparación de la Copa, prometió que iba a haber camas disponibles a partir de los 80 dólares, la avalancha turística desatada a partir de la venta de los primeros lotes de entradas para los partidos sólo dejó en pie las alternativas de lujo (hoteles y departamentos con tarifas que empiezan cerca de los 600 dólares por jornada), y las opciones de alquilar tiendas en campamentos montados en el desierto, cabañas prefabricadas, casas rodantes y habitaciones en casas de familia como las que ofrece Airbnb.
Accesible para el 1%
En la coyuntura económica delicada de la Argentina, que registra una inflación anual del 83%, y donde el acceso al dólar está cada vez más limitado y no hay financiamiento, llegar a Qatar con vuelos y boletos pagados -requisitos para ingresar a aquel país- implica un sueño inimaginable para la mayoría de la población. Al aterrizar en Doha, comenzará otra aventura para los argentinos que adquirieron las 61.100 entradas a la FIFA: la búsqueda de precios competitivos en una nación de Oriente Medio que se destaca por la oferta suntuosa.
A modo de referencia, el presupuesto diario más bajo demanda un gasto que ronda los 223,5 dólares -supera el salario mínimo, vital y móvil de la Argentina previsto para noviembre-; mientras que el medio se va a casi 400 dólares, y el alto empieza en los 682 y no tiene techo. Esos paquetes incluyen comidas básicas, bebidas (una con alcohol), transporte público y una noche de alojamiento contratado en Airbnb. Comer, dormir y moverse por Qatar durante una semana puede salir entre 1.600 y 4.800 dólares. Por fuera quedan las excursiones y otros “gustos”, como regalos y compras. Son montos que producen escalofríos y no sólo para los bolsillos rotos de la Argentina: la idea de un viaje exclusivo para la élite económica del planeta es la razón por la que comienzan a aparecer voces que denominan a la edición qatarí como el “Mundial del 1%”.